Aislamiento x apoyo emocional
Por naturaleza somos seres sociales y estamos acostumbrados a vivir en grupo, a abrazarnos cuando necesitamos apoyo y a reunirnos con los nuestros, para suavizar los momentos difíciles. Pero ahora, debido a la propagación del COVID-19, esto es precisamente lo que tenemos que evitar. Y qué hacemos con el malestar, sufrimiento y dolor, ya sea por nuestros problemas cotidianos, la recesión económica, la pérdida de los seres queridos o por los síntomas ocasionados por el aislamiento.
La soledad, por sí sola, puede ser muy difícil de gestionar y en este momento aún más, sobre todo para los grupos en situación de vulnerabilidad. La soledad sumada al aislamiento puede ser desesperante, desencadenado síntomas de ansiedad y depresión.
Estudios realizados en China demostraron que la ansiedad y el miedo fueron comunes en pacientes con COVID-19, advirtiendo una posible crisis psicológica (Shu et al., 2020). Por otro lado, los desafíos implicados por la intolerancia a la incertidumbre sumados al estrés pueden desencadenar trastornos psicológicos comunes, como la ansiedad y la depresión (Dar et al., 2017). Según epidemias y pandemias similares, en estos casos, pueden surgir serias preocupaciones como el miedo a la muerte entre los pacientes, y pueden desarrollarse sentimientos de soledad y enojo entre las personas que están en cuarentena (Xiang et al., 2020). Además, las personas en cuarentena pierden conexiones cara a cara e situaciones sociales tradicionales, y este por sí solo, es un fenómeno estresante (Zhang et al., 2020).
El The Lancet (https://cutt.ly/TthyAHR) publicó un estudio sobre los factores psicológicos implicados en la cuarentena, hace algunos días, en el cual los autores destacan que los factores que más estresan a las personas aisladas son:
- No conocer el tiempo que va a durar la cuarentena;
- Los temores a infectarse;
- La frustración;
- El aburrimiento;
- La falta de suministros o la información inadecuada;
- Las posibles pérdidas financieras;
- Quedarse con el estigma de la enfermedad, cuando pase la epidemia.
En este caso, fomentar una actitud altruista, recordando a la población sobre los beneficios de la cuarentena para la sociedad en general puede ser favorable. También se observa que la mayoría de los efectos adversos provienen de la imposición de una restricción de libertad, porque la cuarentena voluntaria se asocia con menos angustia y menos complicaciones a largo plazo (Brooks et al., 2020).
Por ello, aparte de pensar en las personas que viven solas, también tenemos que enfocarnos en las familias, parejas y niños que están sufriendo. Sea por la limitación de espacio, por los problemas que estaban subyacentes y la falta de rutina o por la dificultad de encontrar sentido en el día y gestionar el tiempo ocioso.
Tenemos que estar atentos al aburrimiento y desgana para hacer las cosas. Si nos despertamos y pensamos que no podemos hacer nada y nos sentamos en el sofá y miramos la tele, antes nos vamos a aburrir. Es importante estar activo y evitar síntomas que pueden surgir como el insomnio, las ganas de picar a todas horas, los pensamientos de desesperanza y el miedo por las noticias alarmantes.
Como sobrellevarlo estando solo
– Mantenerse conectado: llamar por teléfono y utilizar las redes sociales para acercarse a amigos y familiares. En el caso de que sufra de depresión o cualquier otro trastorno psicológico, avisar a su terapeuta o profesional sanitario, además de avisar al menos a una persona cercana con quien pueda establecer contacto en caso de necesidad o cualquier urgencia. En el caso de no estar en tratamiento la terapia online puede ser una opción.
– Las personas mayores deben contar con ayuda para evitar salir. Considere que muchos no manejan la tecnología, por ello si tiene algún vecino en estas condiciones, ofrézcase a hacerle la compra o llevarle medicación, llamarle por teléfono para que no pase tanto tiempo solo.
– Intentar hacer algo de ejercicio y alimentarse bien, para estar sano y tener el sistema inmune fortalecido.
– Establecer cierta rutina y hábitos que le den placer: cómo leer un libro, escuchar música, mimarse con un baño relajante o rituales de belleza, organizar tareas pendientes en la casa o retomar proyectos antiguos.
En pareja
– Las parejas pueden compartir hobbies en común: cómo cocinar, ver un documental o película y discutir sobre ello, planear las próximas vacaciones, focalizar en metas personales, entre tantas otras cosas.
– Alimentarse de forma saludable, probando nuevas recetas, por ejemplo.
– Mantenerse físicamente activos, creando una rutina de ejercicio juntos.
– Hacer pequeñas sorpresas como un desayuno en la cama, preparar una comida favorita, dejar notas por la casa o sencillamente comunicarse de forma más abierta, ya que la rutina puede interferir en una comunicación eficaz.
Familias con niños
– Los padres deben aprovechar este tiempo para compartir lo que no les permite la rutina laboral, como las tareas del hogar y el cuidado de los niños. Es importante jugar con ellos para evitar que se estresen con facilidad.
– Si los niños tienen edades distintas deben hacer las actividades por separado, para que no se aburran nada más empezar.
– También es fundamental simplemente disfrutar de un tiempo con ellos, que muchas veces por estar en el cole, con las tareas o en clases y otras actividades, junto con el poco tiempo debido al trabajo, no permiten este tiempo de calidad.
– Conjuntamente es importante tranquilizarles en cuanto a las noticias y la imposibilidad de ir al cole o a los espacios libres. Evitando así que pasen mucho tiempo mirando la tele.
De forma general, es muy importante, recordar que es algo pasajero, que lo estamos haciendo por nosotros y por los demás. Dentro de lo posible, tomarlo como una oportunidad para reflexionar sobre lo que es verdaderamente importante en nuestras vidas y si estamos viviendo de manera coherente con nuestros valores y objetivos. Recordando la importancia de las personas al nuestro alrededor, de las elecciones que hacemos en la vida y de lo fundamental que es aprovechar nuestro tiempo y buscar vivir la vida que deseamos.
Referencias:
Xu, K., Cai, H., Shen, Y., Ni, Q., Chen, Y., Hu, S., et al. (2020). Management of corona virus disease-19 (COVID-19): the Zhejiang experience. Zhejiang Da Xue Xue Bao Yi Xue Ban; 49(1):0.
Dar, K. A., Iqbal, N., & Mushtaq, A. (2017). Intolerance of uncertainty, depression, and anxiety: examining the indirect and moderating effects of worry
Asian Journal of Psychiatry; 29:129-133
Xiang, Y.-T., Yang, Y. , Li, W., Zhang, L., Zhang, Q., Cheung, T. et al., (2020). Timely mental health care for the 2019 novel coronavirus outbreak is urgently needed Lancet Psychiatry; 7(3): P228-229.
Zhang, J., Wu, W., Zhao, X., Zhang, W. (2020). Recommended psychological crisis intervention response to the 2019 novel coronavirus pneumonia outbreak in China: a model of West China Hospital. Precision Clinical Medicine, pbaa006, https://doi.org/10.1093/pcmedi/pbaa006
Zandifar, A., & Badrfam R. (2020). Iranian mental health during the COVID-19 epidemic. Asian Journal of Psychiatry; 51:101990. doi: 10.1016/j.ajp.2020.101990. [Epub ahead of print]
Brooks, S. K., Webster, R. K., Smith, L. E., Woodland, L., Wessely, S. Greenberg, N., et al. (2020). The psychological impact of quarantine and how to reduce it: rapid review of the evidence. The Lancet: 395(10227); P912-920.
