Como escribió el conterráneo Mário Quintana “El secreto no es correr detrás de las mariposas…es cuidar el jardín para que ellas vengan hacia ti.” Cuando pienso en el concepto de felicidad y en todo el esfuerzo que se suele hacer en esta búsqueda incesante, siempre recuerdo esta frase. Podemos hablar de la felicidad partiendo de diferentes perspectivas, como psicológica, filosófica, espiritual e incluso religiosa. Aunque insisto, independiente del paradigma, la felicidad es personal, porque a pesar de lo que ocurra, podemos elegir nuestra forma de responder a ello.

Es decir, ¿por qué no utilizar nuestro tiempo haciendo cosas que nos hacen felices día a día? En vez de hacer sacrificios largos pensando que la felicidad estará al conseguir una meta. Muchas veces tardamos en conseguir algo y cuando lo logramos ya no tiene sentido. El “camino” nos ha cambiado y no nos hemos permitido darnos cuenta. 

Considerando que la búsqueda de la felicidad es infinita, ya que es importante tener nuevos objetivos, hay que puntuar que mucha gente no es feliz con la vida que lleva, ni cuando alcanza una meta estipulada.

Por otro lado, existe una idea fija de que hay que ser feliz a toda costa, lo que es irreal y absolutamente idealizado. La felicidad es solo una emoción y lo normal es sentir distintas emociones en función de las experiencias vitales. Sería absurdo ser feliz siempre, para esto están los perfiles en redes sociales con filtros, ángulos y recortes. En la vida real, no podemos hacer recortes, además cuanto más holística es la percepción de nuestro alrededor, más conciencia vamos adquiriendo. Sin, embargo, podemos elegir los “ángulos” al cambiar la perspectiva y la forma de aceptar lo que nos rodea, poniendo también un “filtro” distinto que depende de nuestros pensamientos y de las emociones que estos provocan.

Hay una gran cantidad de libros que tratan del tema, los estímulos, imágenes y frases están por todas partes, persiguiéndonos y al final acabamos por creer que la vida es eso. ¿Pero cuánto tiempo dedicamos a preguntarnos lo que es importante, porqué deseamos ciertas cosas? 

Propongo un ejercicio muy sencillo, cada vez que nos quejamos de algo, podríamos usar este malestar para pensar en ¿qué puedo hacer para sentirme mejor con respecto a esto? Porque el proceso de autoconocimiento y de desarrollo personal empieza con preguntas sencillas, constantes y necesarias. Si no percibo algo, no puedo cambiarlo y no estamos acostumbrados a tomar la distancia necesaria para apreciar las circunstancias a partir de distintos puntos de vista.

Para finalizar, pienso que es imposible abordar la felicidad sin acercarse a otros conceptos muy importantes y que procuro trabajar siempre que llega un paciente diciendo que no es feliz. Como mencioné antes, la consciencia es primordial para el desarrollo personal, la forma como uno gestiona sus experiencias depende de su capacidad para ser resiliente frente a lo que experimenta y por otro lado, el sentido de nuestra vida va definiendo esta capacidad, porque nuestros valores nos mueven; a partir de ellos, generamos energía para invertir en objetivos. En última instancia, los recursos que tenemos y los que adquirimos y la forma cómo los usamos nos acercan a la felicidad.  

Cada persona tiene su forma de crecer, pero hay algo que podemos hacer siempre para aumentar la conciencia y tener una vida rica de sentido: Al menos una vez al día haz algo que te haga feliz. Es más sencillo de lo que parece, podemos ser felices con un pensamiento, un deseo, una imagen, en realidad podemos ser felices cuando queremos, porque la felicidad se inventa.