Las adicciones son una enfermedad, aunque muchas veces las personas más cercanas al adicto se lo toman a la ligera y tachan la dificultad para dejar de consumir como falta de voluntad. Tal actitud no ayuda al paciente, porque si fuera sencillo dejar una adicción, las personas lo harían a medida en que perciben el deterioro en su calidad de vida, pero sabemos que no es así de fácil conseguir cambiar.
Para explicar un poco más porque las adicciones son trastornos mentales, es fundamental entender lo que ocurre en el cerebro. Lo primero, es saber que cualquier droga consumida en exceso provoca una activación directa del sistema de recompensa del cerebro (produce sensación de placer). Por ello, el consumo influye en el refuerzo de los comportamientos y en la producción de recuerdos, generando una activación tan intensa del sistema de recompensa (mucho placer), que se ignoran las actividades normales, es decir, buscamos lo extraordinario que hemos podido sentir al usar dicha sustancia de una forma recurrente. Además, los trastornos adictivos no solo se refieren al consumo de sustancias psicoactivas, si no también al juego patológico y a las conductas realizadas repetidamente de forma excesiva en búsqueda de placer.
Los trastornos relacionados con sustancias se dividen en dos grupos: los trastornos por consumo de sustancias y los trastornos inducidos por sustancias. De cualquier manera sea cual sea el tipo de trastorno, conocer su desarrollo es fundamental para elaborar un plan terapéutico.
En una primera sesión el objetivo es detectar la sintomatología y los problemas ocasionados por el consumo. Así empieza la etapa de evaluación que puede incluir distintas áreas, como la psicológica, cognitiva, social, laboral, etc. Una vez, terminada la evaluación se empieza la ejecución del plan de trabajo, acorde a los objetivos y metas del paciente. Se emplean estrategias psicológicas y comportamentales para realizar el cambio, como mudanzas especificas en la rutina, registro de pensamientos y emociones, gestión del tiempo libre, entre otros.
También es importante señalar que algunos pacientes llegan a la consulta por problemas subyacentes, sin darse cuenta o aceptar que la adicción es un problema. Lo que requiere una evaluación y un tratamiento orientado hacia la toma de consciencia y motivación para el cambio.
La desintoxicación muchas veces puede requerir ayuda farmacológica y seguimiento con otros profesionales, así como el apoyo de la familia, ya que las recaídas son parte del proceso y es fundamental que el paciente se sienta motivado y tenga con quién contar en estas situaciones, considerando que mantener la abstinencia es un proceso difícil y continuo.
Referencias:
American Psychiatric Association (2014). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), 5ª Ed. Madrid: Editoral Médica Panamericana.
