
La mayor parte de nosotros trabaja todo el año esperando las tan soñadas vacaciones. Y muchos dirán afortunados somos, en los tiempos actuales, de tener un trabajo y poder gozar de las vacaciones. Pero como es sabido no solo de pan vive el hombre, así que es fundamental para nuestra salud y equilibrio físico y emocional saber parar y desconectar, dedicar tiempo a lo que nos gusta y disfrutar con la familia, los amigos o incluso viajar y conocer gente nueva.
Por ello, tener dificultad para volver al ritmo puede ser algo normal y no significa que no estamos contentos con lo que hacemos, pero también puede ser una señal de que algo no va tan bien como debería… Sea lo que sea es importante averiguarlo, ya que puede ayudarnos a sobrellevar este período.
De forma general, las vacaciones son para viajar, descansar, básicamente para hacer lo que no tenemos tiempo a lo largo del año. Algunos las pasan genial, otros no tanto, de un día para otro están enfermos, sin ganas de, y toda la energía desaparece. Sin embargo, para otros aún queda lo peor: ¡volver al ritmo! Y sencillamente nos preguntamos: ¿Cómo una o dos semanas o un mes pueden cambiar tanto nuestros hábitos? Que de repente lo que hemos hecho todo el año parece imposible de retomar. Pues es una pregunta que nos da que pensar…
Yo, particularmente, siempre he sido muy crítica con nuestra forma de “ganarnos la vida”, de pasar el tiempo, en general, con las elecciones que hacemos. Pienso que es una tortura tener qué escondernos de nuestros sueños cada día para olvidarnos de ellos en nombre de decisiones que ya no nos satisfacen, que no propician el desarrollo personal. Obviamente no desconsidero la necesidad intrínseca de sobrevivir, las facturas a pagar, y todo esto que nos repetimos siempre para huir de un cambio significativo, porque es normal que nos asuste. Pero todos tenemos obligaciones, y todos podemos elegir, de alguna forma. Aunque no sea como o qué hacer, podemos elegir al menos nuestra actitud frente a ello, la energía que invertimos, la que reservamos, lo que es importante en la vida, y esto solo puede definir uno mismo.
No les diré nada motivacional para volver a la rutina, no porque piense que no funcione o qué no debéis utilizarlo como recurso, pero si me gustaría que aprovecháramos cierto malestar para reflexionar sobre lo que elegimos, cómo nos sentimos frente a ello, qué expandiéramos la consciencia sobre los efectos de nuestro estilo de vida en los pensamientos, las emociones, en nuestro cuerpo, en las relaciones que establecemos y, principalmente, en observar si estamos siendo coherentes con nuestro yo verdadero. Es decir, si seguimos el rumbo que realmente deseamos y por lo que merece la pena luchar cada día, si lo hacemos porque tiene sentido. Si la respuesta es positiva, en un par de semanas volveremos a estar a tono y si no, es una gran oportunidad para replantearnos aspectos importantes de nuestra vida y vislumbrar nuevos caminos, mas cercanos a lo que realmente buscamos.